lunes, 17 de mayo de 2010

Algunas observaciones sobre los Furcios


La Biblia Corneta define a los Furcios como una “ruptura en las formas lógicas cotidianas”. “Un Furcio”, continúa, “sucede en un lugar y en un tiempo indeterminado por el hombre”. Por lo tanto, cabe resaltar que son fenómenos inmensurables e imprevistos. Al menos por ahora.


Un ejemplo: 1, 2, 3, 4, 5, corazón, 7, 8...


Si consideramos al Furcio como una forma ilógica dentro de un contexto lógico, ¿qué hace un corazón dentro de un sistema numeral? Claro, no hay Furcio sin lógica, pero tampoco hay lógica sin Furcio. Sin embargo, ningún ejemplo puede ser cabal, pues la indeterminación del fenómeno es una condición obligatoria.


Los Furcios suceden allá afuera, donde los seres-humanos llevan adelante sus vidas. Y tienen una cualidad por demás atractiva: conocen mejor que nadie el arte del mimetismo. Es decir, que saben esconderse frente a nuestros ojos sin que nuestros ojos puedan notarlos. Más aun: nuestros ojos están adiestrados para no-verlos. Pero, ¿cómo es posible?


Pensemos en la naturalización. Cuando las cosas son obvias o deductibles, las conclusiones tienen la misma fuerza. Los procesos mentales tienden a pensar las cosas de acuerdo a sus experiencias pasadas. Cuando obtenemos cierta información acerca de algo, como por ejemplo cuando alguien toca el portero eléctrico de una casa, nuestro cerebro completa naturalmente el futuro. Si el Hombre Casualidad golpea la puerta de mi casa y dice su nombre, detrás de esa puerta se encontrará el mismo Hombre Casualidad. Es lógico. Así completamos todos los rompecabezas, como si respiráramos. Nunca nos imaginamos a otra personas detrás del portero eléctrico, porque su voz ya nos dijo quien era.


Los Furcios tiene la voz de la lógica. ¡Astutos ellos! Son fenómenos que no cumplen con la cotidianeidad, pero nuestro cerebro nunca tendrá tiempo para probarlo. ¿Qué hace un horno en medio de una calle? ¿Porqué los carteles que indican el nombre de las calles duermen a mitad de cuadra? Las respuestas pueden ser lógicas, ¡aquí el anatema!


El Furcio posee -según nuestra manera de mirar el mundo- un pasado completamente lineal y con los criterios de los seres-humanos. Pero no lo tienen. Se esconden bajo esa capacidad. Saben que nuestra especie no admite esta ruptura. Son, por definición, indescubribles e infemostrables. ¡Con F! Pues funcionan como la Fe, pero a la inversa.

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